miércoles, 31 de diciembre de 2014

A Ella...fragmentos...



Espero seas libre, fuerte e independiente.
Que tu belleza no te limite.
Que tu amor no te estrangule.
Que tu bondad no te estruje.
Que puedas volar sin alas.
Que puedas caminar sin importar tu frente.

Espero de todo corazón, que te pierdas,
que te descubras y te reinventes.
Que tu sexo no te consuma
¡Arde!
 ¡Arde!
¡Quémate!
¡Nace!
¡Grita!
 ¡Siéntete!
¡Tiemba!
 ¡Suda!
¡Eres libre!
¡Eres tú!





 
Rosa Rolanda, Autorretrato, 
1952, Museo de Arte Moderno, México, DF.
****************************************************************
No soy tu fetiche
No soy tu vientre
No soy tu deseo
No soy tu esposa
No soy tu diosa...
soy... yo.

***************************************************************

martes, 16 de diciembre de 2014

A las Alicias

Todas las mujeres somos Alicia,
viajamos todo el tiempo a nuestro interior,
nos desfragmentamos, nos conocemos y nos confundimos,
somos niñas que crecen, que se encogen,
 que muchas veces no se reconocen, pero que buscan.

Somos curiosas, seguimos el tiempo,
 nos construimos en nuestros laberintos,
en aquellos donde la salida no es la más importante,
sino la busqueda, el conocimiento y la duda.

Nos perdemos en nosotras
Nos encontramos dormidas, el despertar es tedioso,
nos aburren las formalidades sociales, hacemos de ellas un embrollo propio.
 Somos nosotras, las mujeres, las Alicias del mundo.

El texto anterior se dio a partir de una lectura de Arcano 17 de Breton y de la muestra In Wonderland "Las Aventuras surrealistas de mujeres artistas en México y los Estados Unidos".






Obra: Mujer casa de Louise Bourgeois


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Historias de natación



A veces crees estar preparada para cualquier cosa, piensas que no te importan ciertos aspectos físicos y ¡pum!, te inscribes a clases de natación. En las regaderas te das cuenta que eres una mojigata, que aún te impacta  ver tantas chichis, nalgas y pelos por todas partes.

Ellas sin pudor, como debe ser, compartiendo el shampoo, tú un poco jorobada y ruborizada. Respiras, y piensas “chingue su madre”, tenemos lo mismo, dejas lo toalla, y compartes regadera con una amable señora de piel bonita, mientras ella se talla, tú la ves, nada discreta y admiras su piel blanca sin arrugas. Le comentas que bonita piel tiene mientras se enjuaga y tú esperas tu turno.
Ella sonríe, halagada te voltea a ver a los ojos y te agradece el gesto. Por unos minutos olvidaste que ella, tú y otras decenas de mujeres están desnudas.

 Esperas que no se ofenda, pero por el contrario te da tips para humectar tu piel y te dice: ¡qué firmes senos, así los tenía yo a tu edad! Obviamente estás halagada, y lo mejor es que no piensas que te está coqueteando. Inmediatamente, te cuenta de sus hijos, de cómo aprendió a nadar, de otras cosas.
Se visten juntas, al lado de otras mujeres maduras muy amables, que mientras se ponen unas bragas delgadas se dejan ver los pelos desalineados. Tratas de no mirar, de concentrarte en lo tuyo, pero no puedes dejar de mirar a tu alrededor y admirar la belleza natural de las decenas de mujeres que están a tu lado.
Te das cuenta que olvidaste tu ropa interior, te pones los pants, la sudadera, los tenis, te despides, y sales motivada a iniciar un nuevo día.