lunes, 14 de septiembre de 2015

¡Al diablo las dietas!



El pasado sábado fui por primera vez con un nutriólogo porque últimamente he estado aumentado de peso y estaba un poco harta de sentirme mal por no verme como cuando pesaba 45 o 48 kilos como en la universidad. Una verdadera idiotez.

Hace unos meses volví a ver a varias amigas que no veía en meses o incluso años. Muchas de ellas (no se sientan mal AMIGAS si van a leer esto, ustedes no tienen la culpa, es el estúpido sistema en el que hemos crecido y reproducido) después de abrazarnos, tímidamente me preguntaban ¿subiste de peso? o ¡te ves más llenita! ¡Ya no te ves tan flaca! 

Yo contestaba casi llorando ¡¡sí, subí de peso!! Ellas trataban de consolarme, diciendo que así me veía mejor. Pero poco a poco comenzó a resurgirme ese trauma que desde niña me ha acompañado a lo largo de los años, ¡estar gorda! 

Durante un tiempo –hipócritamente- les decía a las personas que ser gordo o flaco no tiene nada de malo, sólo es un atributo físico y que el  peso no debe de importar. Y no, no debe importar y sí todos tenemos derecho a defender nuestro cuerpo y aceptarlo tal cual es.

Pero yo había ido por ahí con la bandera de no importa cuánto peses, acéptate y bla, bla. Porque yo estaba delgada. Ahora que comencé a subir de peso, comencé a hacerme daño mentalmente y a llorar muchas veces frente al espejo porque no me quedaba mis pantalones XS o S ¡sí soy una imbécil!

Hoy, mientras comía me di cuenta que debo de aceptarme tal cual y que no puedo compararme con mi yo de los 20 años, porque no soy esa persona. Que mi nutrióloga es bastante mala y timadora si ella siendo una profesional de la salud, me ofrece una dieta para bajar más de 8 kilos, cuando mido 1.60 y peso 56 kilos. 

No tengo sobrepeso. Sí debo de cuidarme, alimentarme bien, hacer más ejercicio pero no tengo porque martirizarme por pesar 48 kilos. Y hoy, sin ser hipócrita, les digo al diablo las dietas y los estándares de belleza que nos hacen sentir mal con nuestro propio cuerpo. 


3 comentarios:

  1. jajajaja ya ni la chingas, el metabolismo cambia, el cuerpo hace lo que le viene en gana y si sufres por ello te va peor, yo soy de las que suben 10, bajan 5 suben 15, bajan 20 y así sucesivamente desde hace como 12 años, no me atormenta, pero cuando me subo al microbus y no entro comodamente en el asiento es que ya se me paso de tueste, el trabajar sentado todo el día y con acceso a chatarra tambien afecta, el dormir poco, trabajar muchas horas, blablabla, y si usas anticonceptivos peor, mucho peor, en mi caso el trabajo, excesivo y desgastante trabajo que elegí me ha hecho perder 20 kilos en un año, aún me sobran un chingo, pero no quiero luchar contra mi cuerpo, le doy de comer dos o tres veces al día, una o dos frutas, entre 2 y 3 litros de agua y trato con mucho esfuerzo de evitar el refresco y estamos en paz. No sufras Wen, un poco de carne extra permite que te agarren mejor a la hora de jinetear las pasiones jajajajajajaja.

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